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    Polinucleótidos: qué son, para qué sirven y cómo se usan en medicina estética

    En los últimos años, la medicina estética ha evolucionado hacia soluciones que no solo buscan resultados visibles, sino también saludables, naturales y sostenibles en el tiempo. Uno de los tratamientos que más interés ha despertado últimamente es el uso de polinucleótidos inyectables como bioestimuladores faciales. Aunque su nombre suene técnico, muchas personas ya los están considerando como una alternativa real y segura para rejuvenecer la piel sin recurrir a procedimientos invasivos.

    Pero ¿qué son realmente los polinucleótidos?, ¿sirven para todo tipo de piel?, ¿son mejores que otros productos? Este artículo busca aclarar todas esas dudas desde un enfoque profesional y realista.

     ¿Qué son los polinucleótidos y cómo funcionan?

    Los polinucleótidos son fragmentos de ADN purificado de origen natural que, al ser inyectados en la piel, actúan como bioestimuladores celulares. Su función principal es mejorar la calidad de la piel desde dentro, activando la producción de colágeno y elastina, y favoreciendo procesos de regeneración celular.

    En medicina estética, los polinucleótidos se utilizan para tratar pieles apagadas, finas, deshidratadas o con signos de envejecimiento. A diferencia de los rellenos, que aportan volumen, los polinucleótidos mejoran la textura, la elasticidad y la firmeza de manera progresiva, sin alterar la expresión natural del rostro.

     ¿Para qué sirve un tratamiento con polinucleótidos?

    El tratamiento con polinucleótidos inyectables está especialmente indicado en pacientes que buscan una mejora global del aspecto cutáneo. Entre sus principales usos se encuentran:

    •  Rejuvenecimiento facial en pieles cansadas o con pérdida de luminosidad
    •  Mejora de la hidratación profunda
    •  Disminución de líneas finas de expresión
    •  Redensificación cutánea
    •  Recuperación de la piel tras procedimientos más agresivos (láser, peeling, etc.)

    Su efecto no es inmediato, pero sí progresivo y duradero. La piel comienza a mostrar mejoras notables después de unas semanas, cuando la bioestimulación ha activado sus mecanismos naturales.

     ¿Cuántas sesiones se necesitan y qué efectos secundarios puede tener?

    Lo habitual es realizar entre 2 y 3 sesiones iniciales, separadas por un intervalo de 3 a 4 semanas, seguidas de una sesión de mantenimiento cada 6 a 12 meses, dependiendo de la edad, el estado de la piel y los objetivos del tratamiento.

    En cuanto a los efectos secundarios de los polinucleótidos, suelen ser leves y transitorios. Lo más habitual es experimentar una ligera inflamación o enrojecimiento en los puntos de aplicación, que desaparecen en pocas horas. Al tratarse de sustancias biocompatibles y purificadas, el riesgo de reacciones adversas es muy bajo, aunque siempre debe ser un médico quien evalúe cada caso individual.

     ¿Polinucleótidos o Profhilo? ¿Qué diferencia hay?

    Otra duda habitual en consulta es qué es mejor: polinucleótidos o Profhilo. Ambos son tratamientos de bioestimulación, pero tienen mecanismos distintos. Profhilo se basa en ácido hialurónico con alta capacidad hidratante y tensora, mientras que los polinucleótidos actúan más en profundidad, favoreciendo la regeneración celular y el soporte dérmico.

    Elegir uno u otro depende del tipo de piel, la edad, la presencia de flacidez o deshidratación y, por supuesto, de las preferencias personales. De hecho, en muchos protocolos avanzados se combinan ambos tratamientos para un resultado más completo.

     ¿Cuánto cuesta un tratamiento con polinucleótidos?

    El precio es una de las consultas más frecuentes, y aunque varía según el número de sesiones y las zonas a tratar, en general se sitúa en un rango similar al de otros bioestimuladores de colágeno.

    En comparación con tratamientos como los rellenos dérmicos, los polinucleótidos ofrecen un enfoque más reparador y preventivo, ideal para quienes buscan calidad de piel más que volumen. Es importante entender que el coste no solo incluye el producto, sino también la experiencia del profesional, la personalización del protocolo y la seguridad del entorno médico.

     ¿Valen la pena las inyecciones de polinucleótidos?

    Para muchas personas, especialmente entre los 30 y 50 años, los polinucleótidos representan una excelente opción para prevenir o tratar los signos iniciales del envejecimiento sin cambiar la expresión del rostro. No aportan volumen ni “rellenan”, sino que mejoran la calidad de la piel desde su estructura interna.

    Lo que los diferencia de otros tratamientos es su enfoque en la regeneración natural, algo que muchas personas valoran al buscar alternativas no invasivas pero con resultados visibles.

    Un enfoque biológico y regenerativo para cuidar la piel

    El uso de polinucleótidos en medicina estética refleja una tendencia clara hacia la regeneración celular, la personalización de tratamientos y la búsqueda de resultados naturales. Aunque no sustituyen a todos los procedimientos, sí ofrecen una solución eficaz, bien tolerada y científicamente respaldada para mejorar la calidad cutánea sin recurrir a técnicas agresivas.

    Antes de iniciar cualquier tratamiento, es fundamental contar con una valoración médica que determine si este tipo de bioestimulación es el más adecuado para tu piel y tus objetivos personales.